domingo, 26 de agosto de 2012

Corazones Congelados (Escena FF: Bryn & Ardan)



Bryn
Paso un trapo por la barra para limpiar, la gente comienza a irse ya que se ha hecho tarde. Solo queda algún que otro borracho como adornos de la taberna porque vienen todos los días. Algún que otro borracho y... Ardan, por supuesto, él siempre se queda el último. Mientras estoy con mis labores no dejo de mirarlo, ¿quién demonios será esa mujer con la que hablaba antes? Era una mujer espectacular, muy hermosa, muy sofisticada... muy... muy vaniria si mis sentidos no me fallan. Ardan permanece en su sitio de siempre, sentado de cualquier manera con los pies encima de la mesa y ese aspecto serio y amenazador. Por los feos de los enanos, ¿por qué tiene que ser tan guapo?... Pongo los ojos en blanco y me acerco a su mesa, gruño y le retiro el pie de un manotazo.

- ¿Nunca te han enseñado que es de mala educación poner los pies encima de la mesa? Eres un desconsiderado Ardan... -


Apoyo mis manos a cada lado de las caderas y lo miro con una ceja levantada, él se quita el palillo de la boca y comienza a reírse.


- ¿Se puede saber de qué te ríes? -

Ardan
Mientras me quita los pies de la mesa de un manotazo, yo comienzo a reírme cual loco. Me pongo de pie mirando sus preciosos ojos azules y esa boquita que pide a gritos que mis labios la rocen y la besen hasta decir basta.
Por fin salgo de mi inopia y me doy cuenta de la realidad. Me doy cuenta de que estoy delante de ella con ganas de devorar sus labios con fiereza y de tomarla ahí mismo, encima de la barra del bar.

- Y... ¿A ti nunca te han enseñado que no debes pegar a tus mayores? -


Mi voz suena fría... Alzo una ceja y veo como ella sonríe de una manera irónica. Me acerco un paso más hacia ella para intentar intimidarla, pero ella da otro paso con la cabeza bien alta y me mira a los ojos.


- ¿Tienes algo que decir, Generala de pacotilla? -


Sonrío de lado, sé que odia que la llamen así y me encanta ver su cara. Parece que va a asesinarme en cualquier momento.

Bryn
Aprieto los puños dejándome las palmas de las manos blancas y le pego un puñetazo en el hombro. Con gusto le daría una descarga en el culo, pero en la taberna no puedo usar mis poderes.

- Como vuelvas a llamarme Generala de pacotilla te juro que te arrepentirás de haber nacido isleño. -


Aprieto los dientes y lo fulmino con la mirada, Ardan pone sus manos en mis hombros y yo me aparto gruñendo.


- ¿Se puede saber quién era la mujer esa con la que hablabas antes? Ya te dije una vez que estoy cansada de que traigas a tus fulanas al bar, esto no es un picadero ni una casa de citas. -


Se lo digo con toda la maldad del mundo, utilizo un tono de voz frío y cortante... Si ahora mismo me muerdo la lengua me enveneno.

Ardan
Miro sus ojos fijamente con expresión seria.

- Entonces... -


Me quedo callado unos instantes.


- Tú eres una fulana por estar hablando aquí y ahora conmigo... ¿No? -


Intento que mi tono sea lo mas frío posible para intentar dañar su orgullo.


- Además, tú no eres nadie para decirme con quién puedo y con quién no puedo venir a esta taberna de mala muerte... Es un sitio público y puedo venir con cuantas mujeres me plazcan... Como si me traigo un equipo de fútbol entero de mujeres y me meto con ellas en el baño. -


Veo que se muerde la mejilla por dentro intentado controlar su furia.

Bryn
- Eres un insensible, un grosero, un maleducado, un idiota... -

Mientras le dedico todos los insultos que se me ocurren los acompaño con puñetazos en su pecho, pero Ardan ni se inmuta. Cuando me canso gruño y me doy la vuelta de mala gana, conteniendo las ganas de matarlo y de besarlo al mismo tiempo.


- Jamás tienes consideración por nada, me restriegas por la cara a tus mujeres y ni siquiera te importa como me pueda sentir... Te mereces todo mi desprecio. -


Cruzo mis brazos por delante del pecho dándole la espalda a Ardan, se me ha roto el corazón tantas veces que ya no sé ni como sentirme. Ardan... mi comienzo y mi final, mi felicidad y mi tortura, mi amor y mi odio... Ardan lo es todo para mí.

Ardan
Me coloco tras su espalda y comienzo a hablar serio.

- Tú perfectamente sabes quién era esa mujer morena que estaba sentada conmigo, ¿o no? ¿Qué pasa, que tus amigas valkirias no te informan de nada? Lo que yo te decía, eres una Generala de pacotilla... Tus valkirias no te toman en serio... -


Sonrío de medio lado, sé que eso toca su fibra sensible. Se da la vuelta con los ojos cambiando de sucesivamente.


- ¿Qué me vas a hacer? ¿Me vas a freír como un huevo frito valkiria? ¡Aquí te espero! -


Abro los brazos a cada lado dejando mi pecho al descubierto, retándola a que me suelte un rayo. Ella mira a su alrededor y ve que todo el mundo se a ido ya, desvía la mirada hacia el reloj que está colgado en la pared y ve que es hora de cerrar. De repente sonríe y con los ojos rojos como dos rubíes me fulmina con la mirada. Abre la palma de su mano y apunta hacia mi pecho.


- No te atreverás a hacerlo Generala... No tienes cojones. -


Sigo plantado a unos centímetros de distancia esperando a que dispare. De repente veo que de su mano comienzan a emerger pequeñas chispas. Yo sonrío como un estúpido inconsciente de lo que me puede llegar a pasar, o tal vez más consciente que nunca. De un momento a otro ella dispara contra mi pecho... No es un rayo muy fuerte, no me a provocado ninguna conmoción, pero yo caigo hacia atrás y cierro los ojos haciendo como que me desmayo. Al ver que no me levanto, ella viene corriendo hacia mí y yo la veo por el rabillo del ojo. Comienza a moverme desesperada mientras grita mi nombre. Está muy asustada, intento no reírme... Cuando menos se lo espere saltaré y le daré un buen susto.

Bryn
- ¡¡Ardan!! Por las pestañas de Freyja... ¡¡Reacciona!! -

Me siento a horcajadas sobre él y zarandeo sus hombros desesperada, como no se despierte yo... yo... no lo quiero ni pensar. Comienzo a abofetearlo a ver si así reacciona, más daño del que ya le he hecho no le voy a hacer.


- Ardan, por lo que más quieras... reacciona... -


Cierro los ojos y una lágrima rebelde recorre mi mejilla hasta caer sobre su cuello. Justo en ese momento Ardan abre los ojos y se incorpora de golpe provocando que me asuste y caiga hacia atrás. Me quedo tumbada en el suelo con las piernas hacia arriba, como una cucaracha cuando se da la vuelta y no puede levantarse.


- ¡¡Maldito!! Seguro que todo ha sido una patraña de las tuyas, te odio... -


Me levanto y me seco con un manotazo las lágrimas que han salido después de la primera. Como siga descargando rayos y centellas puedo propiciar un gran desastre en la taberna, así que cojo una de las bandejas y corro hacia él dispuesta a estrellársela en la cabeza. Pero no contaba con que Ardan es fuerte y ágil, antes de conseguir mi objetivo me quita la bandeja y me empotra contra la pared apresando mis manos por encima de mi cabeza.

Ardan
- Eres una Generala muy mala que no sabe aceptar una broma... -

Sonrío de medio lado mientras miro sus ojos con una mirada penetrante y arrebatadora. Después deslizo mi mirada poco a poco hacia su nariz, y seguidamente hacia su boca. Dejo mi vista fija en esos labios tan carnosos y mordibles que están pidiendo a gritos que los devore como una bestia sin dar tregua a que pueda hablar. Ella me está mirando con el ceño fruncido... Me relamo los labios y algo se apodera de mí, no sé lo que es... la fuerza de las estrellas... Dios... No sé como llamarlo, pero la bestia que llevo dentro me posee y mientras sujeto su cabeza con ambas manos comienzo a besar sus labios con pasión... sin importarme lo que esta valkiria tozuda me diga. Meto mi lengua dentro de su boca mientras enredo mis dedos sobre su sedoso pelo rubio, mi lengua se desliza a su antojo recorriendo toda su boca. Gimo al sentir que ella siente la misma pasión que estoy sintiendo yo. Me separo unos centímetros de sus labios y comienzo a susurrar.


- Bryn... Yo... –

Ella niega con la cabeza y sigue besándome.

Bryn
Rodeo su cuello con mis manos y lo atraigo bruscamente hacia mi boca, me adueño de sus labios ardientemente... como si me fuera la vida en ello... esos labios que solo me pertenecen a mí, a nadie más. Araño su cuello con mis uñas, y como aún estoy enfurecida dejo rastros de quemaduras, pero no parece importarle. Profundizamos el beso y Ardan me aprieta aún más contra la pared, yo me contoneo con su cuerpo frotando mi pelvis contra la suya.

- Por todos los Dioses Ardan... Te echaba tanto de menos... -


Ardan vuelve a besarme como poseído por el espíritu de la pasión y recorre mi muslo con su enorme mano, sube hasta arriba y yo me tenso. Me separo de sus labios jadeando y susurro.


- Si me vieran ahora mismo mis valkirias... seguramente no me volverían a tomar en serio jamás... y no me quiero ni imaginar si me viera Freyja. -


Sonrío de medio lado imaginándomelo, pero frunzo el ceño al ver que Ardan se aleja de mí con un gesto de decepción y... odio.

Ardan
Al escuchar esas palabras dañinas para mi ser me separo de ella como si hubiera visto un fantasma. Me quedo quieto a unos cinco centímetros de distancia y la atravieso con la mirada. Comienza a sonar la canción My inmortal de Evanescence...



- Tus valkirias y tu diosa... como no... -

Río irónicamente.


- ¿QUÉ PASA, QUE NI EN ESTOS MOMENTOS PUEDES DEJAR DE PENSAR EN ELLAS? -


Pego un grito que hace que retumben los cristales.


- Está claro que siempre serás la Generala, que solo vas a vivir por y para tus valkirias... Para ellas y para la odiosa de la frígida de Freyja... -


Me alejo más de ella porque se acerca hacia mí poco a poco.


- No te acerques valkiria... Está claro que tú y yo no podremos estar juntos nunca... Tu vocación te llama... ¿No? Pues vete... Vuelve con tu asqueroso ejército y olvídame... -


Cada palabra que suelto por mi boca es más fría que la anterior y las lágrimas de ella comienzan a emerger de sus ojos.

Bryn
- Ardan yo... lo siento, pero jamás puedo olvidar mi cargo. Y si eso es un problema para ti, entonces tienes razón... Jamás podremos estar juntos. -

Intento dejar de llorar por orgullo, pero las lágrimas salen solas y son difíciles de detener. Me tapo el rostro con mi cabello y me doy la vuelta para no mirarlo más, porque si sigo mirando a Ardan mientras él me asesina con la mirada definitivamente me volveré loca.


- Será mejor que te marches Ardan... y hagamos como que esto no ha pasado nunca. -


Éstas han sido algunas de las palabras más duras que he dicho nunca, voy a volver a perder a Ardan por necia y por orgullosa... Ardan, jamás dejaré de amarte.


- Adiós... para siempre. -


Continúo dándole la espalda, me acaricio los brazos porque siento un frío glaciar recorriendo todo mi cuerpo. Cierro los ojos y me trago toda la tristeza que siento. Y encima esa maldita canción de Evancescence no deja de sonar... lo hace todo más doloroso.

Ardan
Siento como si me estuvieran pinchando con un punzón en el corazón y en el estómago, no aguanto estar más en este lugar. No puedo estar a dos centímetros de ella sin lanzarme como un lobo a besar sus labios, sin oler su cabello rubio... sin sostenerla con mis brazos.
Es una valkiria orgullosa donde las haya y sé que así esto no podrá funcionar nunca... No podremos estar juntos en la vida con su actitud, pero estoy enamorado de ella... No puedo evitar este dolor que siento al darme la vuelta e ir caminando hacia la mesa donde tengo todas mis pertenencias. Cojo mi abrigo, me lo pongo y abro la puerta de la taberna. Me quedo parado mientras la miro con dolor y tristeza."Adiós valkiria... Sé que algún día volveremos a encontrarnos... y entonces sí podremos estar juntos."

Salgo por la puerta dejando a Bryn llorando en la taberna, miro el cielo un momento.


- Malditos dioses de los cojones.... No sabéis lo mucho que os odio... -


Me voy de allí, maldiciendo y echando pestes por la boca...


_________________FIN DE ESCENA____________________

Caleb y Aileen cenando con El Rix y la Maru




BEATHA
Salgo rápidamente al jardín a comprobar que esté todo en orden. La comida está lista, alguna en el horno calentándose un poco y la otra en la nevera enfriándose. Enciendo las lucecitas del jardín y entro a casa de nuevo.

Poco y la otra en la nevera enfriándose. Enciendo las lucecitas del jardín y entro a casa de nuevo.
Carrick está acostando a las pequeñas y mi hija Daimhin aprovecha una última vez tratando de convencerme para quedarse a cenar con los mayores.

- Dai amor sabes que no puedes, has de hacerme el favor de cuidar de las pequeñas. -

Ella protesta diciendo que puede hacerlo Carrick y yo le digo que no me fío que no las revolucione... No es cierto, me fío al cien por cien de mi hijo, pero al menos he hecho sonreír a mi pequeña Daimhin y sé que se ha dado por satisfecha aunque ella sabe que me fío de Carrick.
Doy un beso de buenas noches a todos los niños y doy los últimos retoques a mi ropa y peinado.

Compruebo que la sala esté recogida, cenaremos fuera pero no me gustaría que las niñas hayan dejado juguetes tirados por la sala cuando lleguen los invitados.

- Mo cáraid, deja ya de arreglarte y baja, deben estar a punto de llegar. -


Justo acabo de decir eso que llaman a la puerta, me acerco y abro a Aileen y Caleb.


- Bienvenidos, pasad, pasad. Gwyn bajará enseguida. -


Como siempre haciéndonos esperar...
“Mo cáraid después decís de las mujeres, haz el favor de mover el culo y bajar, ya están aquí Aileen y Caleb”.

Aileen
Antes de que nos abran la puerta no dudo ni un segundo en robarle un beso a Caleb, él me mira sorprendido y se humedece los labios con la lengua. "Besito como agradecimiento por haberme comprado un vestido tan bonito mo ghraidh. Y esta noche... te daré una buena recompensa por las molestias, de esas recompensas que tanto te gustan".

Visualizo un brillo lujurioso en la mirada color verde eléctrico de mi mango y mis pezones se endurecen acto seguido, como si se activaran a su voluntad. De repente Beatha nos abre la puerta y nos dedica su mejor sonrisa, Caleb y yo nos miramos cómplices y le devolvemos la sonrisa a la Maru.

- Buenas noches Beatha, estás preciosa. -


Ella me agradece el piropo y nos invita a pasar, Caleb me deja entrar primero y yo le guiño un ojo.


- ¿Y Gwyn? ¿No nos digas que aún no está listo? –

Caleb
Llegamos a la puerta de Gwyn y Beatha y llamamos, mientras esperamos a que nos abran Aileen me roba un beso. "Mmm mi nena, amor que me des esos besos espontáneos me vuelve loco..."

Me relamo los labios mientras le hablo mentalmente, ella me dice que me recompensará esta noche por todo lo que hago por ella y yo le dedico una sonrisa de diablillo. Esta mujer me quita la razón de ser y que me haya dicho eso me hace imaginar más cosas cerdas de las que me imagino ya con ella.
"Joder mo cáraid, no me digas esas cosas que me pongo tonto... No querrás que Beatha esté mirándome el paquete toda la noche… ¿Verdad?”

Ella se echa a reír y Beatha nos abre la puerta.

- Buenas noches Beatha, estás radiante. -


Agarro su mano y la beso en señal de cortesía.
"Pero no más guapa que tú mi querida Aileen".

Ronroneo mentalmente al ver como camina hacia dentro moviendo su trasero de una forma sensual y provocadora. Beatha me da las gracias y nos dice que como si estuviéramos en nuestra casa.


- Gracias. ¿Y Gwyn? ¿Dónde está? Es peor que una tía. -


Me rasco la cabeza y me echo a reír.

Gwyn
Bajo después de despedirme de las pequeñas y de que intentaran ellas mismas peinarme pero gracias a Freyja me pude escapar.

- Si tanto deseas estar conmigo querido amigo sólo tienes que decírmelo. Lo siento, las pequeñas me secuestraron y hasta que Carrick y Daimhin no les echaron la bronca no me dejaron irme. Decidieron que debía llevar un look propio… -


Me acerco y beso a mi cáraid que me coloca las solapas de la chaqueta bien mientras nuestros labios se acercan. Antes de salir donde Beatha ha preparado la mesa para comer sirvo copas para los cuatro.


- Bueno, ¿cómo van las cosas pareja? Estás radiante Aileen. -


Le doy dos besos cuando le entrego la copa.


Beatha
Gwyn, Aileen y Caleb se sientan en la mesa y aprovecho para entrar a buscar la comida, saco primero los platos fríos y después los calientes.

- Espero que todo sea de vuestro agrado. Aquí tenemos ensalada de pasta, huevos rellenos, berenjenas rellenas y quiche de espinacas. -

Me explico mientras voy señalando los platos.

- Espero que haya salido todo a vuestro gusto. Aunque conociendo el apetito de estos dos… -

Señalo a Caleb y a Gwyn y le guiño el ojo a Aileen.


- …Podría estar todo quemado o estropeado que se lo comerían igual. Hay que ver como tragan... -

Aileen y yo nos reímos y nuestros chicos sonríen. Gwyn hace los honores y nos sirve una copa de vino a cada uno. La verdad es que eso se lo dejo siempre a él porque se le da de muerte escoger los vinos.

- Daimhin es una gran cocinera, me ha echado una mano preparando la cena. La verdad es que quería quedarse y hablar contigo Caleb. Quería contarte personalmente cómo fue la videoconferencia con el pequeño híbrido. Dice que no habló mucho con él, que habló más con un tal Steven... ¿Qué sabemos de él Caleb? –

Aileen
Coloco la servilleta sobre mi regazo y sonrío agradecida a Gwyn cuando nos sirve el vino. La verdad es que no me gusta mucho el vino..., pero es una cena especial y no voy a quejarme.

- Oh, me hubiera gustado saludar a Daimhin y Carrick... porque me imagino que las pequeñas ya estarán dormiditas. Bueno, seguro que Daim ya pillará por banda a Caleb en el Ragna. -


Cuando Beatha nombra a Steven no puedo evitar sonreír de medio lado y mirar de reojo a Caleb. Mi cáraid me ha hablado de ese joven berserker, es la mano derecha de Ardan de las Highlands. Al parecer se ha hecho muy amigo de la pequeña Daimhin, y como yo soy una fanática empedernida de las historias de amor... veo claramente el comienzo de una muy hermosa.

Carraspeo y bebo un trago de vino para que no se me escape la risa al notar que Caleb está pensando lo mismo que yo, dejo la copa en la mesa y me relamo los labios.

- Eso mo ghraidh... Háblales a Gwyn y Beatha de Steven, es obvio que están deseando conocerlo mejor. -


Caleb tose y se mete un huevo relleno en la boca para alargar el momento de la explicación.

Caleb
Beatha me pregunta sobre el tal Steven. Me atraganto con el huevo relleno y Aileen me da golpecitos en la espalda para que se me pase el mal rato. Cojo la copa de vino y bebo un sorbo rápido para que baje el huevo.

- Vaya por dios, que mal rato he pasado.... -


Suspiro, Beatha me mira con ojos de: como no me cuentes quién es ese hombre te echo de mi casa.


- Bueno, pues Steven es el brazo derecho de Ardan de las Highlands. -


Me dice que eso no le vale, que le cuente mas.


- Es berserker, parece buen chico y si Ardan confía en él la conclusión que yo saco es que es de fiar. -


Me meto un trozo de pan en la boca, Aileen me agarra de la mano y yo estiro la pierna para tocarle la entrepierna. Gwyn pone una cara de vicioso que no puede con ella, seguro que Beatha le está haciendo lo mismo por debajo de la mesa. Pero, ¿por qué Aileen ni se inmuta?

Gwyn
Juego con mi ensalada en la boca cuando de repente siento una pierna que me acaricia. Al principio miro al frente, ¿pero en qué andará Beatha? A ella se le ve absorta mirando y hablando con Aileen de como van las pequeñas en clase, pero sus caricias no paran. Carraspeo y me tomo un poco de vino mientras miro de reojo a la pareja, Caleb mira con esa mirada de cazador nocturno obseso que tiene y Aileen le mira como si pareciera que se dio un golpe.

Pego un salto y los tres me miran diciendo a ver qué me ocurre, miro a Beatha para que se controle un poco pero no hace ni caso, hace como si fuera de otro planeta. "Cáraid, creo que si sigues así no podremos terminar la noche. Mejor si dejamos los juegos de mesa para más tarde… ¿No crees?". Miro a mi mujer que la tengo sentada delante mí y ella levanta la cabeza extrañada. Me pregunta de qué estoy hablando si ella no esta haciendo nada… Abro los ojos como platos… "¿Entonces quién…?"..., no termino la frase. Gruño y miro de reojo a Caleb mientras Beatha me pregunta qué ocurre.

- Nada amor..., nada... -


Todos me preguntan el qué nada, pero me quedo callado mirando el plato y le meto una patada a Caleb que provoca que dé un brinco y se dé cuenta de lo que ocurre.

Beatha
Me quedo de piedra cuando Caleb me dice que Steven es berserker. ¿Qué impulso me habrá llevado a mí a comprarle esa pulsera a mi hija? Trato de fingir normalidad, no quiero asustar a Gwyn, y no estoy segura de cómo reaccionará cuando sepa que su hija está enamorada de un berserker y que encima su madre le ha regalado una pulsera con un colgante de un lobo.

Disimulo preguntándole a Aileen como van mis pequeñas en el colegio. Tengo entendido que Jared y Reno la arman día si día no, pero espero que mis pequeñas se estén portando bien.

Cuando mi cáraid me habla por el canal de juegos de mesa no entiendo de qué me habla. Esta noche mi hombre está muy raro…

- ¿Amor, estás bien? Te noto raro. -


Cuando noto cómo Caleb salta a mi lado me hago una ligera idea de qué está pasando. Me levanto para ir a por el postre y recojo un poco los platos.


- Anda, Aileen cielo, échame una mano por favor para llevar esto a la cocina y dejemos que estos dos sigan con sus juegos de manos. -


Le guiño el ojo a Gwyn y Caleb y me levanto con todos los platos y con Aileen ayudándome. Vamos las dos a la cocina entre risas, guardo los platos para lavar y cojo de la nevera los postres. Mientras pongo los pastelitos en una bandeja le comento a Aileen.


- Gwyn me va a matar. Acabo de regalarle a nuestra hija Dai una pulsera con un colgante de un lobo y un corazón, a ver cómo se lo cuento a este loco del control. -


Aileen se ríe y me dice que no me preocupe, que últimamente hay mejor ambiente entre vanirios y berserkers. Salimos a la terraza de nuevo y les doy a cada uno su postre.


- Veamos. Caleb, pastel de queso y frambuesa. -


Le pongo la tartaleta delante y Caleb se la come con los ojos, empieza a babear y todos nos reímos.

- Aileen, yo que tú esta noche me iba a dormir lejos de Caleb. Si no supiese que es vanirio pensaría que le afecta la luna llena o algo así. –

Le doy una palmada en el hombro y él hace un comentario del estilo ‘Muy graciosa Maru’ ante el que todos nos reímos. Sirvo la tartaleta de Aileen.

- Mango y papaya. Y para ti mo Gwyn tu favorita, la de moras. –

Sirvo su pastel y el mío.

- Y yo chocolate. Espero que todo sea de vuestro agrado. –

Aileen
No me puedo creer que Caleb se haya confundido de entrepierna al jugar con el pie por debajo de la mesa, y para colmo... ¡Se lo ha hecho a Gwyn! No sé si morirme de la risa o de la vergüenza, esto lo cuento y no se lo creen.  "Ya te vale Caleb, si te pone el Rix no tienes más que decírmelo y yo misma os organizaré una cita... O si lo prefieres pídele una copia a molde de su entrepierna y me la pongo de vez en cuando para complacerte..."

Caleb me pellizca el muslo disimuladamente y yo decido concentrarme en los postres para no estallar en carcajadas.

- Muchas gracias Beatha, eres una excelente cocinera y el detalle de los postres me parece una auténtica pasada. Mis felicitaciones. -


Le guiño un ojo y me relamo los labios deseando hincarle el diente a mi tarta de mango y papaya, aunque pensándolo mejor lo que más deseo es hincarle el diente a mi mango particular.
 "A ver como te lo montas para recompensarme por lo ocurrido... Te lo vas a tener que currar muchísimo, lo aviso"

Caleb
Cuando nuestras mujeres se levantan a por los postres, Gwyn me dice con la mirada que un día de estos me va a matar y que no vuelva a tocarle los huevos literalmente. Levanto las manos en señal de defensa.

- Rix, te juro que ese pie no iba dirigido a tu rabo ni mucho menos. -


Estiro el cuello de la camisa para tragar en condiciones y respirar tranquilo cuando de repente llegan las chicas. Aileen me habla mentalmente para decirme que si me gusta el Rix que puedo hacer un molde de su pene y que se lo pone de vez en cuando ella, le pellizco el muslo y le guiño un ojo.

Observo que Beatha ha preparado unos postres deliciosos, pero sobre todo el mío, ha preparado los sabores deseados de cada uno.

- Mmm, tarta de queso y fresas. Mi favorita.... -


Cuando digo eso no le quito el ojo a Aileen y me relamo los labios mientras observo su delicioso cuerpo.

Aileen vuelve a hablarme mentalmente y me dice que a ver cómo se lo compenso yo esto que he hecho hoy.  "¿De verdad que quieres saber cómo te lo voy a compensar?"

Ella asiente mientras relame la cuchara, así que le mando una imagen mental de lo que haré para compensar esta entupida confusión de entrepiernas. Le muestro una imagen de mí apareciendo con un consolador rosa chicle y lo utilizo metiéndolo en su interior mientras a la vez la penetro con mi sexo.

Gwyn
Alzo una ceja mirando a Caleb y sus bromitas.
- Más te gustaría a ti vérmela, pero ya tiene dueña así que mejor que se te quite de la cabeza la idea que a mí no me apetece ni verte a ti.-

Me entra un escalofrío

- Aún tengo pesadillas recordando tus piernas velludas desde hace 2000 años. -

Beso el hombro de mi cáraid que se sienta a mi lado y le robo un pedazo de su tarta, ella frunce el ceño y le doy un beso en sus labios.
"Tranquila, tu tarta especial la tendrás luego" Le doy un beso de esquimal con la nariz y me pongo con mi helado mientras Aileen pregunta por esas piernas.

- ¿Te imaginas un Big Foot con melena negra?

Ella afirma

- Pues doblado por dos. -

Niego con la cabeza.


- Luego le tendré que agradecer a mi hija que te ayudara a preparar esta deliciosa cena, os ha salido de maravilla. ¿Cómo te fue con ella? ¿Se abrió más a ti? Últimamente la veo más soñadora, ¿no creéis? ¿Qué le pasara? -


Les miro a los tres a ver si ellos dan ideas de que le puede estar ocurriendo.

Beatha
Me atraganto con un trocito de mi tarta cuando Gwyn pregunta por nuestra hija. Cuando se me pasa la tos miro a Caleb y Aileen pidiendo socorro.

- Mo cáraid... Sí, nuestra pequeña se ha abierto un poco... Pero ya sabes que es muy hermética cuando quiere. -


Vuelvo a mirar a Aileen pidiendo que me socorra.


- Creo que nuestra pequeña... se ha enamorado. Está muy soñadora... Hoy la he pillado guardando imágenes en su ordenador. Imágenes de las Highlands. Y... -


Miro a Gwyn que me está mirando preocupado.
“Le he regalado una pulsera para agradecerle que me echase una mano, que cuide de las pequeñas...”. Gwyn pregunta qué clase de pulsera.

- Es una pequeña cadenita con eslabones en forma de corazón y... un colgante de un lobo en el centro. -


Me sonrojo. No sé si debí comprarle esa pulsera, pero... cuando la he visto en la tienda he pensado en ella y no he podido resistirlo.

Aileen
Escucho atentamente la conversación y esbozo una sonrisa divertida, miro a Gwyn y Beatha de hito en hito y ya me los imagino organizando la boda de Steven y Daimhin, sería la mar de bonito. Continúo tomando la tarta y lamo la cuchara para no desperdiciar nada, está demasiado buena.

- Fue un hermoso detalle Beatha, sea como sea Daimhin está en una edad muy especial. El amor y las locuras pueden llamar a su puerta en cualquier momento, es completamente normal y por nada del mundo le hagáis sentirse incómoda por ese tema por favor. -


Miro de reojo a Caleb y acaricio con cariño su mano por debajo de la mesa, ésta vez espero que no se confunda con sus jugueteos.

Caleb
Sigo comiendo la tarta mientras escucho atentamente la conversación, miro a Aileen y acaricio su mano.

- Dejad a la chiquilla que está en edad de enamorarse. Quién sabe, a lo mejor Steven es el mann de tu niñita Rix. Así que vete haciendo a la idea. -


Le guiño un ojo y sigo a mi tarta.


- Mmm, está deliciosa Beatha, eres una increíble cocinera. -


Mientras digo esas palabras introduzco mi mano por el tanga de mo cáraid y acaricio su clítoris a la vez que le mando una imagen mental de mí metiéndole un huevito vibrador en su interior y la hago correrse multitud de veces.

Sonrío como un pícaro y sin mirar a nadie sigo comiendo.

Gwyn
- ¿Enamorada? Pero no sabe aún ni lo que es la pubertad, por favor… Dejaos de tonterías. -

Me concentro en mi plato de postre hecho por mi mujer y mi hija con todo el amor. Beatha lo cree así, cree que ellos pueden llegar a ser pareja de hecho pero aún así que ella le regalara esa pulsera… Me quedo mirándola pensando en sus intenciones. Al rato ella me mira y me pregunta qué ocurre.

- ¿Por qué has esperado a esta cena para soltármelo? De verdad.... ¿Tanto miedo doy? –

Beatha
- Gracias Caleb, siempre tan educado. Aunque podrías dejar de mandarle esa clase de imágenes a Aileen, la estas poniendo más roja que un tomate. -

Todos nos reímos menos Aileen que la pobre se sonroja aún más. Le guiño un ojo a ella y se relaja un poco.


- Mo cáraid, no he esperado a la cena para contártelo, yo tampoco sabía que el tal Steven era berserker… Así que no te he ocultado nada. Lo único que sé es que hoy mientras hacía la compra he visto esa pulsera y solo he podido pensar en Daimhin. -


Beso la mejilla de mi Gwyn.
"Discúlpame por no contarte antes lo del regalo... Sólo quería agradecerle a Dai su ayuda al hacer la cena conmigo. Y la verdad es que no sabía que Steven era un berserker... Y aunque lo hubiese sabido no habría cambiado nada, esa pulsera llevaba el nombre de nuestra hija".

- Mo cáraid… ¿Me servirías otra copa por favor? -


Aprovecho que me sirve la copa y le mando un beso mentalmente
. "Después... si los niños duermen… quiero que mi bombón me dé una buena sesión de mimos... y lo que ya no son mimos". Le guiño el ojo a Gwyn que está mirándome. Él se acerca y me besa suavemente los labios.

Aileen
Remuevo las piernas por debajo de la mesa para que Caleb saque la manita, no niego que lo que me hace entre las piernas me vuelve loca pero no es lugar ni momento y ya nos han pillado varias veces. Me pongo roja como una cereza y sonrío con timidez a Gwyn y Beatha que ya saben que Caleb me está mandando imágenes eróticas, Caleb saca la mano de mi tanga y la entrelaza con la mía. "A este paso todo el clan sabrá que somos un par de pervertidos que hacen este tipo de cosas en las cenas con amigos, menuda reputación tendremos...." Se me escapa una risilla mental que provoca muchas cosas en Caleb, entre ellas que jure y perjure que esta noche no me escapo.
"Tranquilo mo duine, no pensaba escaparme."


Termino la tarta y me froto la barriguita al sentirme completamente llena, Beatha sirve café pero yo le pido una infusión para hacer mejor la digestión.


- Estaba todo buenísimo Maru, la próxima vez seremos Caleb y yo quienes preparemos una cena para los cuatro. Nos toca invitaros, y ya sabéis que nuestra casa es vuestra casa. -


Al final Beatha se sirve para ella también una infusión y nos agradece la invitación, seguimos charlando un poco más hasta que se va acercando la hora de irnos.

Caleb
Beatha se ha dado cuenta de que le estoy pasando imágenes mentales algo subiditas de tono, por no decir porno totalmente. Aileen me empieza a hablar mentalmente mientras saco mi mano de su minúsculo tanga y enlazo mi mano a la suya. "Mo cáraid, las reputaciones me dan igual… Te deseo tanto que me da igual todo.”

Suelto una carcajada mental. Ella se ríe y mi sexo se pone más tieso que los pezones de un esquimal.
"Esta noche no te escapas mo alainn".

Me dice que ella no pensaba escaparse, que es más… me esperará desnuda sobre la cama como los Dioses la trajeron al mundo. No puedo evitarlo y me pongo tan rojo como un tomate, tengo demasiado calor acumulado en el cuerpo de lo cachondo que Aileen me está poniendo.

Beatha se levanta a preparar los cafés, nos los sirve y charlamos un rato más mientras nos los bebemos. Cuando llevamos un rato hablando ya miro mi reloj y veo que es tardísimo ya.

- Bueno… Gwyn, Beatha, nosotros debemos irnos ya. Aileen mañana tiene trabajo en la guardería y yo debo dedicarme a lo mío, ya sabéis. -


Aileen asiente y nos levantamos de la mesa.


- Bueno Rix, nos vemos pronto ¿vale? Y como dice Aileen la próxima en la nuestra. -


Me dirijo a Beatha y le doy dos besos.


- Beatha, estaba todo delicioso. Gracias por vuestra hospitalidad. -


Enlazo la mano con la de Aileen y nos acompañan hasta la puerta.

Gwyn
- Sí, sí… De lo tuyo... -

Alzo una ceja a Caleb y le doy el antebrazo para despedirme, la verdad es que este hombre no cambia para nada. Río y abrazo a Aileen.


- Bueno, como me ha dicho Nayoba: allaidh, la señorita Aileen es la mejor... Y estoy de acuerdo con ellas, me alegro de que llegaras a donde nosotros. Sin ti muchas cosas aún estarían como antes, aún estaríamos en la oscuridad. -


Le doy dos besos y abrazo a Beatha que se acerca a mí en la puerta, les despedimos desde la puerta mientras ellos se suben al coche para ir a su casa. Cuando ya les hemos perdido de vista miro a Beatha.


- Vamos... Tengo que quitarme la sensación de Caleb recorriendo mi pierna -


Pongo una mueca de asco que provoca su risa mientas vamos a nuestra habitación entre mimos y sonrisas después de una velada en la que ocurrió de todo.

FIN DE ESCENA
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